Las veces en que Superhombre
fui, son tan invento
como revoluciones
de obreros mustios. Solemos
poner aún demasiadas
reglas al lenguaje, cerramos
demasiado las bocas
cuando la Verdad apesta
a ebrio. Un brazo en alto
para la portada de la mentira,
y luego a casa
a pensarnos florecer;
versos de las epopeyas,
tan asonantes como el despertar
adoctrinados
por las ventas y las gráficas.