Constituyeron
los días de ayuno y las noches
de estrellas impares.
La democracia balbuceó la tabla del Uno,
y ya superamos el desastre del 98;
obreros con Tshirts,
con un Naranjito gordo y pesoísta,
limpiaban los excrementos
de las ecuestres esculturas
del Generalísimo superlativo.
Constituyeron
el harén del rey y la NATO
con misiles sabor comisión,
y una cruz para subrayar el laicismo
de los escolares monárquicos.
El asturiano príncipe sacaba
matrículas, tantas
como peces le picaban al
lugarteniente,
la corrupción siguió entre trajes
con corbata y desfiles. La reina
se quedó en la torre,
los fascistas se vistieron de pana,
los obreros veían al cicerón
Felipe, los que andaban sobre las aguas
hicieron un Pinocho Aznar.
Constituyeron un librito
que los hiciera imprescindibles.
En el cajón del Palacio
donde se inventan las crisis,
metieron varios huevos de águilas ,
y a unos jueces que abanican
a Dios cuando viene a amamantar
las guerras de españoles huérfanos.