Publicado en Poemas

La muerte y Dios

Ensordecedor el espacio,

   un beso en el rostro macilento del pasado,

el despertar del monstruo siendo esquinas

que doblar, el deseo

hipotecado, fusilar de los dados

al 2 negro apuntando.

Viene el desconcierto a arropar

todas tus actuaciones con el público

bostezador. Muere 

la muerte y Dios. Quedar

como agujero negro, gula

de mis asesinatos, de mis errores,

de mis manos de dedos astillados,

de mis mendigas y soñolientas 

brújulas.

Un hombre aparece en el espejo

con el rostro culpable

de todo Pecado registrado en la culpa,

apuntando al aire. Pero

es que a veces, respirábamos

cuando Dios se echaba aún la siesta…

Autor:

Músico a medias, escritor también, quizás demasiado ingenuo y extremadamente gruñón para lo que debe ser la tábula rasa a la que se supone que debe aspirar el ciudadano medio. Revolución Francesa en todos sus actos inmortales, siendo la inmortalidad un tema bastante alejado de la masa encéfala que no sabe amar con todas sus consecuencias.

2 comentarios sobre “La muerte y Dios

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